Me llamo Ester, soy de Catalunya (Spain). Durante estos años de convivencia con la Covid he sentido muchos cambios en mí, las sesiones de los cantos están ayudando a mi proceso de transformación. A continuación compartiré mis últimas transformaciones:

Mi hija ha empezado este curso la extraescolar de musicoterapia. Cuando tuve la entrevista con el terapeuta le tuve que explicar todo lo que ella hacía a los 6 años (hablar, cantar, tocar el piano) y que ahora a duras penas hablaba. Le tuve que explicar que a los 6 años dejó de crecer y empezó a encogerse, a dejar de controlar esfínteres, etc.

Anteriormente a esa entrevista para mí todo eso era bajar escalones, retroceso. Pero ese día hablé de “coger otro camino”. Mi hija había “cogido otro camino” y necesitaba desprenderse de todo eso, cosas que para mi eran importantes pero que ahora sé que no lo son.

Después de la entrevista me di cuenta de cuán profundamente las sesiones de zoom me estaban transformando, me estaban ayudando a ampliar la mirada, a dejar ir mi dolor. Me levanto a las 6 de la mañana para practicar Tai Chi, es un momento de paz en la casa. El confinamiento me enseñó que la práctica diaria me equilibraba y me daba fortaleza para afrontar la crisis epiléptica diaria que tiene mi hija, así que intentaba acabar la práctica antes que se descompensara.

Algo ha cambiado en mí, y hace unas semanas que ya no me levanto a practicar para estar equilibrada y así afrontar mejor la crisis, me levanto a las 6 para disfrutar y sentir mi práctica, y si la crisis viene antes o después de mi práctica ya no me importa.

En relación a esas crisis llevo 17 años queriendo eliminarlas, luchando contra ellas, y cuanto más me enfrentaba más fuertes eran. Recientemente sentí que no importaban, he dejado ir esa lucha, esa impotencia, aceptando las crisis y observando a mi hija con compasión, acompañándola. He dejado ir mi dolor para observar si ella siente dolor, observando lo que necesita.

Interioricé la importancia de dejar caer la mano (en los movimientos), dejar ir, ya que ello te lleva a que te expandas automáticamente, sin esfuerzo. Dejar ir para disfrutar.

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My name is Ester, I am from Catalunya (Spain). During these years of living with Covid, I have felt many changes in me, the chanting sessions are helping my transformation process. Next I will share my last transformations:

My daughter has started this school year with extracurricular music therapy. When I had the interview with the therapist, I had to explain to her everything she was doing at the age of 6 (talking, singing, playing the piano) and that now she was barely speaking. I had to explain to her that when my daughter was 6 years old she stopped growing and started to shrink, to stop controlling her sphincters, etc.

Prior to that interview, for me that was all about going down steps, regressing. But that day I talked about “taking another path”. My daughter had “taken another path” and needed to let go of all that, things that were important to me but now I know they are not.

After the interview, I realized how deeply the zoom sessions were transforming me, helping me to widen my gaze, to let go of my pain.

I get up at 6 a.m. to practice the movements of the Taoist Tai Chi® arts. It’s a peaceful time in the house. Confinement taught me that daily practice balanced me and gave me strength to deal with the daily epileptic seizure my daughter has, so I would try to finish the practice before she needed my help.

Something has changed in me. Since a few weeks ago, I no longer get up to practice to be balanced and thus better cope with the crisis. I get up at 6 to enjoy and feel my practice, and if the crisis comes before or after my practice, I no longer care.

In relation to those crises, I have been 17 years wanting to eliminate them, fighting against them, and the more I faced them the stronger they were. Recently, I felt that they did not matter. I have let go of that struggle, that helplessness, accepting the crises and observing my daughter with compassion, accompanying her. I have let go of my pain to observe if she is in pain, observing what she needs.

I internalized the importance of letting go of the hand (in the movements); letting go, as this leads you to expand automatically, without effort. Letting go to enjoy.